Cuando un niño o niña llega a una fundación como la Fundación Amparo de Niños Juan XXIII, inicia un camino profundo de transformación. Este proceso, llamado de integración institucional, no solo implica adaptarse a un nuevo entorno físico y emocional, sino también reconstruir vínculos de confianza, seguridad y pertenencia. En este recorrido, la presencia activa de los padres, madres o acudientes puede hacer una gran diferencia.
Nuestra trabajadora social Milena, nos comparte una información muy importante a continuación:
¿Qué significa integrar a un niño a nuestra institución?
La integración de un niño a una fundación no es simplemente “llegar y quedarse”. Es un proceso delicado, guiado por profesionales especializados, que busca brindar al niño un ambiente de protección, estabilidad y afecto mientras se restablecen sus derechos.
En la Fundación Amparo de Niños Juan XXIII, cada caso es único y se aborda de manera personalizada. Desde el primer día, el equipo psicológico, pedagógico y social acompaña este tránsito para que el niño o niña se sienta acogido, seguro y respetado.
El rol de los padres en la integración: presencia que fortalece
Aunque algunos niños llegan a la fundación sin vínculos familiares activos, muchos otros sí conservan el contacto con sus padres, madres o familiares. En estos casos, su participación en el proceso de integración es clave para el bienestar emocional del niño.
“El acompañamiento de los padres es esencial. Cuando un niño siente que su familia está presente, aunque no convivan, se siente más seguro para adaptarse. Validar sus emociones, no hacer promesas vacías y acompañar con coherencia, hace toda la diferencia”, explica la trabajadora social de la Fundación Amparo de Niños Juan XXIII.
Formas en que los padres pueden acompañar
Acompañar a un niño en su proceso de integración a una fundación requiere sensibilidad, paciencia y compromiso. Desde Amparo de Niños Juan XXIII promovemos las siguientes acciones:
1. Participar activamente en el proceso institucional
Asistir a las reuniones con el equipo interdisciplinario, informarse sobre las rutinas del niño, comprender los objetivos del plan de atención y participar en las actividades de integración son señales claras de compromiso afectivo.
2. Validar y acompañar las emociones del niño
El ingreso a una fundación puede generar en los niños sentimientos de tristeza, rabia o confusión. Es importante que los padres reconozcan estas emociones, las nombren sin juzgar y les transmitan seguridad emocional.
3. Establecer una comunicación clara y constante
El contacto, ya sea a través de visitas, llamadas o cartas, fortalece el vínculo y le recuerda al niño que no está solo. La constancia genera confianza y permite que la relación familiar se mantenga viva.
4. Evitar falsas promesas o mensajes ambiguos
Frases como “pronto te llevaré a casa” o “esto es solo por un tiempo” pueden generar angustia e inestabilidad emocional. Es fundamental que los padres hablen con sinceridad y respeten los tiempos que requiere el proceso de protección.
5. Cuidarse a sí mismos también
Acompañar a un hijo en esta etapa no es fácil. Por eso, en Amparo de Niños Juan XXIII también ofrecemos espacios de orientación y apoyo emocional para padres y cuidadores, donde puedan expresar sus miedos, dudas y frustraciones.
El acompañamiento familiar fortalece el restablecimiento de derechos
Desde nuestra experiencia como una de las fundaciones por la protección y restablecimiento de derechos de niñas, niños y adolescentes, hemos comprobado que el acompañamiento familiar, cuando es posible, acelera y potencia el bienestar integral de los niños. La participación activa de los padres no solo ayuda en la integración, sino que favorece los procesos de intervención terapéutica, escolar y social.
Por eso, trabajamos constantemente en generar puentes entre los niños y sus familias, siempre que las condiciones lo permitan y exista un entorno protector.
“Nuestra labor no es reemplazar a las familias, sino acompañarlas y fortalecerlas. Cuando papá o mamá se involucran con amor y responsabilidad, el niño avanza con mayor seguridad en su proceso de adaptación”, señalan nuestros psicólogos del equipo de Juan XXIII.
Caminamos juntos, por la infancia y la esperanza
En la Fundación Amparo de Niños Juan XXIII, sabemos que cada gesto cuenta. Cada palabra de aliento, cada visita, cada mirada que dice “aquí estoy para ti”, construye la autoestima de un niño que está aprendiendo a confiar de nuevo.
Acompañar el proceso de integración no es tarea fácil, pero juntos, familia, profesionales y comunidad, podemos lograr que cada niño y niña viva una infancia digna, protegida y amorosa.
¿Cómo puedes apoyar este proceso?
Tu compromiso también puede marcar la diferencia. Si deseas contribuir a que más niños y niñas reciban atención integral, te invitamos a unirte a nuestras actividades de voluntariado o realizar una donación a la Fundación Amparo de Niños Juan XXIII. Tu aporte ayuda a fortalecer la red de contención emocional, educativa y social que tanto necesitan.
Súmate hoy a esta misión por la protección de la infancia. Ayúdanos a seguir construyendo futuros con amor, seguridad y esperanza.!!