El pasado 19 de septiembre, la Fundación Amparo de Niños Juan XXIII, en Calarcá, Quindío, se llenó de alegría con la visita especial de los estudiantes de primer semestre de Marketing Digital y Comunicación Estratégica de la clase de Teoría de la Imagen. Fue una tarde donde la creatividad, el arte y el cariño se unieron para transformar un día cualquiera en un momento lleno de color y esperanza.
Los estudiantes, con entusiasmo y dedicación, compartieron con los niños una actividad de arte con filigrana de papel, enseñándoles a crear delicadas figuras y formas llenas de detalles. Pero más allá de las técnicas, hubo algo más profundo: a través del uso de las armonías de color, los pequeños no solo jugaron con el arco iris en sus manos, sino que también aprendieron a expresarse y a crear historias con cada trazo y cada combinación.
Las sonrisas y la concentración en sus rostros reflejaban algo más grande que simples manualidades: eran destellos de ilusión y orgullo por lo que estaban logrando. Entre papeles de colores y risas compartidas, la actividad se convirtió en un espacio de conexión genuina, en el que cada estudiante no solo se convirtió en un guía, sino en un amigo que aportó su tiempo y su corazón para sembrar un poquito de alegría en el alma de estos niños.
“Ver a los estudiantes dedicar su tiempo para estar aquí y compartir con nosotros me hizo sentir muy feliz,” expresó uno de los pequeños. Cada obra creada fue un símbolo de unión y de la magia que sucede cuando se abren espacios donde el arte se mezcla con el afecto.
Así, esta tarde no fue solo una actividad académica más; fue una experiencia donde el aprendizaje se tornó en un puente para construir esperanza. Una muestra de cómo el arte, la educación y el amor pueden sembrar luz en lugares donde se necesita un rayo de colores y nuevas sonrisas.